LA CUMBRE EUROPEA DE TURÍN INAUGURA LA CONFERENCIA INTERGUBERNAMENTAL
El presidente del Gobierno español en funciones, Felipe González, se mostró "satisfecho", porque la Conferencia Intergubernamental (CIG), abierta en Turín, colocaba a España en "una buena posición, con un buen margen de negociación como país".
En la rueda de prensa posterior al Consejo Europeo, González destacó el tratamiento dado a temas como el terrorismo, el empleo y a las regiones periféricas, asuntos de gran importancia para España.
El objetivo de la Conferencia era preparar, en discusiones que se extenderían al menos un año, las instituciones comunitarias para una futura ampliación.
En cuanto al terrorismo, González precisó que la Presidencia italiana había recogido la propuesta española "sin la menor discusión", lo que a su juicio supondría "un cierto alivio" para el Gobierno belga el hecho de que el tema se planteara en los términos actuales, porque "puede ayudarles a un cambio de actitud interno".
Los gobiernos de España y Bélgica mantenían un contencioso por la negativa de Bruselas a extraditar a dos presuntos colaboradores de la banda terrorista ETA.
Los asuntos de lucha contra el terrorismo y la cooperación con Francia, dijo González, formaron parte de las conversaciones mantenidas durante el Consejo Europeo con el presidente francés, Jacques Chirac.
En el plano personal, González recibió los elogios del canciller alemán, Helmut Kohl, quien dijo de él que había sido "una pieza valiosísima en la construcción europea".
Felipe González, expresó en Turín su esperanza en que en España hubiera "Gobierno antes de junio" y confesó que no había pensado todavía su frase de despedida, aunque "lo más operativo será decir hasta luego".
Preguntado sobre lo que dirá a los líderes europeos en relación con la personalidad de José María Aznar, González ironizó primero al señalar que "yo les recomendaré que hablen con su confesor", para precisar a continuación: "No, cómo voy a decirles nada. Sólo voy a pedirles que haya respeto y cooperación con España, en la misma medida en que la ha habido con nosotros".
Felipe Gonzalez evitó explicar cómo entendía el mensaje del electorado y la repercusión para su partido, porque "en este momento lo importante es que haya gobierno y estabilidad en la legislatura. Naturalmente lo que haré será recuperar el electorado. Lo intentaré".
Respecto a la posición española en Turín, dijo que en principio "no se prevé que haya cambios", ya que es fruto de "una política de consenso sobre la construcción europea". "Yo voy a extremar la prudencia como presidente en funciones", advirtió, aunque quedó "muy diseñada en la Cumbre de Madrid, pero voy a preservar lo que me parece lógico, dar la oportunidad al gobierno entrante de aportar lo que considere oportuno".
Expresó su esperanza de que la Europa que salga de la Conferencia Intergubernamental (CIG) supiera "responder a los grandes desafíos pendientes, como el empleo y la ampliación".
Sin embargo consideró que "la CIG no será fácil. Lo mismo ocurrió hace once años cuando lo intentamos en Milán en la del Acta Única. Costó mucho trabajo, pero se produjo la mayor transformación en la Comunidad Europea con la creación del Mercado Unico y la necesidad de ir a una Unión Económica y Monetaria".
Felipe González rechazó el calificativo de "león herido de la izquierda europea" con el que la prensa italiana le había identificado porque "no me parecen acertados, pero bien, eso forma parte de la libertad de expresión".
